EL PODER DE LA MAGIA
Adentrarse en el pasado mágico de la vieja religión es un desafío, ya que su conocimiento ha sido empañado y tergiversado a lo largo del tiempo. Las persecuciones y la destrucción de antiguos textos distorsionaron su verdadero significado, agregando interpretaciones que alteraron la esencia del poder mágico.
El origen se perdió en las sombras del tiempo, y solo algunas leyendas sugieren que, en su forma más pura, la vieja religión concebía el universo y la tierra como un ser vivo, un poder generador y fecundo. A diferencia de otras creencias, en sus inicios la vieja religión no reconocía dioses ni les atribuía poderes.
Creían que el mundo vibraba en armonía con las fuerzas de las estaciones, y que el sol y la luna regían la vida. Los consideraban el Dios Padre, creador de todo, y la Diosa Madre, fuente de fertilidad y protección.
Hoy en día, este concepto se renueva gracias a los avances de la ciencia, que han demostrado las influencias solares y lunares en fenómenos como las cosechas, las mareas y los ritmos biológicos.
La vieja religión tiene sus raíces en los antiguos paganos, cuyo término proviene del latín paganus, que significa "aldeano" o "cultivador del campo". En sus inicios, la iglesia cristiana denominó "paganos" a quienes no reconocían el cristianismo como la única fe verdadera.
Luego, llegó la cruel época de la Inquisición, marcada por persecuciones, hogueras y la muerte de aquellos que no aceptaban la cristiandad. Sin embargo, a pesar de la represión, la esencia filosófica de la vieja religión sobrevivió, preservando su mensaje de armonía entre el hombre y la naturaleza.
La vieja religión enseña a descubrir los poderes ocultos de la naturaleza y de la mente humana, aunque algunos elementos aún son mal interpretados en la actualidad.
En la antigüedad, el hombre era principalmente un cazador nómada, mientras que la mujer se dedicaba a la agricultura y el hogar. A través de la caza, el hombre desarrolló capacidades mentales, como el reflejo de proximidad, una habilidad instintiva para detectar peligros inminentes, hoy prácticamente anulada por la tecnología.
La combinación de diversos factores, como la caza, la agricultura, las estaciones, la influencia lunar y la posición de la tierra alrededor del sol, abrió las puertas a un universo de conocimiento mágico, donde la sabiduría ancestral se entrelazaba con la vida cotidiana.